Castillo interior o Las Moradas 3

Transcribo la conversación en que comentamos las segundas y terceras moradas. Intervinieron José María Luque, Paco Zafra, Encarni Delgado y Ana Ceres.

José Mª: Buenas tardes. Hoy vamos a comentar las segundas y terceras moradas. Venga, cuando queráis.

Hortensia: Hola a todos. Habíamos visto la semana pasada que santa Teresa compara el alma a un castillo, que el que está fuera de ese castillo es el que vive en pecado mortal, el que quiere entrar en ese castillo y buscar a Dios y encontrarlo, que está en el centro del alma, tiene que abandonar el pecado mortal. La puerta de este castillo es la oración. Esto eran las primeras moradas, apartarse del pecado mortal y de las ocasiones.

Ahora, en las segundas moradas ya estamos dentro del castillo, hemos andado un poquito y santa Teresa nos dice lo importante que es no dejar nunca la oración. Y dice que es muy importante no quedarse en las primeras moradas, pues estas almas aún no tienen una determinación firme para dejar las ocasiones de peligro. Dios no deja de hacerles llamamientos, que son: palabras que oyen a gente buena, sermones, lectura de buenos libros, enfermedades, trabajos. Fijaos cómo santa Teresa nos dice que Dios nos llama por medio de las enfermedades y las dificultades de la vida. En estas situaciones hay que saber ver la mano de Dios, que las permite para que nos acerquemos a Él.

Luego dice que es terrible la batería —es decir, la guerra— que da aquí el demonio porque no quiere que las almas sigan adelante, y representa los contentos del mundo casi eternos, la estima en que el alma está tenida en él, los amigos y familiares, la salud que se pierde con la penitencia.

Así que aquí el alma tiene una lucha no pequeña. La razón le representa el engaño que es pensar que todo esto vale nada en comparación con lo que pretende, es decir, la oración y la unión con Dios. La fe le enseña los beneficios que hay en servir a Dios. La memoria le representa en lo que acaban todas las cosas del mundo, trayéndole presente la muerte de los que mucho gozaron en esta vida. La voluntad se inclina a amar adonde tan innumerables cosas y muestras ha visto de amor. El entendimiento le ayuda a comprender que no puede tener mejor amigo. Hay que tener en cuenta que el entendimiento busca la verdad y la voluntad busca el bien.

Exhorta a tener una gran determinación a seguir adelante, no abandonar la buena intención que se tiene desde el principio, y la mejor arma para ello es abrazarse a la cruz: “Toda la pretensión de quien comienza oración —y no se os olvide esto, que importa mucho— ha de ser trabajar y determinarse y disponerse con cuantas diligencias pueda a hacer su voluntad conformar con la de Dios”12M 1,8..

Para terminar el capítulo, nos dice que es necesario no desanimarse, andar siempre con paz y comenzar este camino con suavidad para poder perseverar en él, no haciendo caso de las perturbaciones que pone el demonio. No agobiarse, tener una santa libertad.

JM: Yo quería hacer una pregunta. El otro día dijimos que las moradas son siete y cada morada tiene muchas habitaciones, miles de millones de habitaciones, que sería todas las posibilidades que tengas y fuera del castillo sería donde viven las sabandijas, la gente que está en pecado mortal según la Iglesia y dentro están los que se van buscando dentro de ese castillo. Y en el centro del castillo está Dios y según las moradas cuanto más cerca estés del centro del castillo, más te acercas a la perfección. Entonces mi pregunta es, Hortensia, ¿qué diferencia hay entre la primera y la segunda morada?

H: La diferencia básicamente es que en las primeras moradas hace una descripción del castillo, que es nuestra alma, habla de la belleza del castillo, de los bienes que hay en él, lo divide en moradas, haciendo hincapié en que en la central está Dios, y por contraste habla de la fealdad del pecado mortal, y en esto ya vimos que se detuvo mucho. Por último, nos habló de la importancia del propio conocimiento. Con esto pone las bases de la oración, que es la puerta del castillo. En las segundas moradas las almas ya van avanzando en el camino de la oración. Es un pasito más.

JM: Dice en la primera morada somos como sordomudos y en la segunda entendemos los llamamientos del Señor, que hace el Señor. ¿Cómo explicarías estas cosas?

H: Pues que en las primeras moradas las almas están más cerradas a los llamamientos divinos porque están más metidas en las cosas del mundo. En las segundas, con la práctica de la oración, van cayendo en la cuenta de lo que es el mundo, y se va apartando de todo eso. Van entrando más cerca de donde está su Majestad, por eso entienden mejor los llamamientos que les hace el Señor.

Paco: También nos dice que en esta morada no se van a recibir regalos. ¿Qué quiere decir con eso?

H: Con los regalos se refiere a las gracias místicas sensibles. Entonces dice que en esta morada no se van a recibir los regalos que vienen después cuando habla de los éxtasis y todo eso. Pero deja bien claro que tenemos que servir a Dios no por los regalos. Al principio el Señor te prueba, y te hace ganar méritos. Como cuando uno obtiene un premio: después de esta carrera te llevas un premio. Algo así. Pero en realidad tampoco es exacto, porque ha habido almas que han recibido todo tipo de gracias, por ejemplo, santa Teresa de los Andes, de niña, desde que hizo la primera comunión, cada vez que comulgaba oía la voz de Jesús, Jesús le hablaba. Y ella como era una niña se pensaba que a todo el mundo le pasaba igual. Entonces un día hablando con su madre le dijo: Hoy Jesús me ha dicho esto y esto. Entonces su madre se dio cuenta, disimuló como si fuera natural para seguir sacándole conversación, y cuando la niña se lo contó todo, su madre se lo contó a su confesor. Eso es una gracia de una niña, no sabemos a qué edad recibió la primera comunión, y ahí ¿tuvo mérito, no tuvo mérito? Es que Dios hace lo que quiere, concede las gracias a quien quiere. Santa Teresa de los Andes entró con 19 años en el Carmelo y antes de entrar ya tenía éxtasis y se elevaba en la iglesia. La gente la veía a un palmo del suelo. Esos son los regalos de los que habla santa Teresa y se los dio a una niña porque quiso. ¿Tenía mérito? Pues probablemente sí, o no, no sabemos. Entonces santa Teresa aquí habla que los regalos vienen después. Digamos en un camino más o menos ordinario, cuando tú empiezas la oración tienes estas luchas, estas tentaciones, luego está que en la oración cuesta mucho concentrarte. Pero en realidad es como cuando habla de las moradas, por tratar de explicarlo, pero luego Dios va a hacer lo que quiere, concede las gracias místicas a quien quiere y cuando quiere. A san Pablo lo tiró del caballo de repente y fue una gracia de conversión fulminante, de perseguidor se volvió en cristiano. Y a otras almas no les da esas gracias, les da otro tipo de gracias, quizás al final de su vida, después de muchos años de oración, es un misterio. Los pastorcitos de Fátima cuando tuvieron la aparición de la Virgen eran unos niños comunes, después fue cuando se santificaron y tuvieron muchísimas gracias místicas, hicieron oración, penitencia. Pero cuando la Virgen se les apareció no rezaban bien el rosario. Cuando iban a rezar el rosario para irse a jugar rezaban muy rápido, decían: Dios te salve María, Santa María; Dios te salve María, Santa María. Estaban deseando irse a jugar. Cuando recibieron la aparición de la Virgen, cambiaron, se volvieron unas almas de oración, místicas. ¿Esas gracias la Virgen se las concedió a unas personas que estaban superelevadas en la oración? Pues no, se las concedió a unos niños porque quiso. Y otras personas a lo mejor después de muchísimos años de oración nunca reciben una gracia mística extraordinaria. Son misterios.

Pero bueno, santa Teresa da unas normas, habla de siete moradas, las pone en orden, pero en realidad no hay norma, y es consciente de ello.

Otra cosa en que también quería hacer hincapié, de lo que santa Teresa habla mucho, por ejemplo, dice: “El Señor lleva de una morada a otra”22M 1,10.. Hay que tener en cuenta que en todo esto es siempre el Señor el que nos lleva de la mano, es también nuestro mérito, pero siempre es el Señor el que está dando la gracia, a cada uno lo lleva por un camino. Digamos que es cosa de dos, de ti y de Dios. Es el misterio de la libertad humana, cuando ves a alguien haciendo el bien le atribuyes mérito, cuando se trata de ti, experimentas que es Dios quien lo ha hecho.

Esto viene a ser el resumen de la segunda morada.

P: Justo casi al final de la segunda, tengo anotada una frase: “Conocernos a nosotros mismos antes de iniciar la batalla”. Entonces tendría que haberse visto en la primera morada justo antes de iniciar la batalla con uno mismo. Porque aquí te irás descubriendo conforme vas avanzando en las moradas, yo creo. El símil imagino que es igual que una cebolla, te vas quitando capas conforme vas avanzando hasta que te queda solamente el núcleo. Pero la base principal es que, primero, es tu propia decisión de que quieres, por decirlo de alguna manera, autorrealizarte o de conocer, con convicción, además. Pero, sobre todo, lo primero y primordial yo creo que es conocerte a ti mismo, que nunca acabaremos de conocernos, pero de intentar empezar por ahí. Si no estaríamos empezando la casa por el tejado.

H: Eso lo dice santa Teresa, el propio conocimiento, que es muy importante para la oración.

Y luego, en el último párrafo, antes de pasar a las moradas terceras, dice que es muy importante que miremos al Señor: “Si nunca le miramos ni consideramos lo que le debemos y la muerte que pasó por nosotros, no sé cómo le podemos conocer ni hacer obras en su servicio, porque la fe sin ellas y sin ir llegadas al valor de los merecimientos de Jesucristo, bien nuestro, ¿qué valor pueden tener ni quién nos despertará a amar a este Señor?”32M 1,11. Eso lo dice mucho santa Teresa, luego más adelante nos dice que nunca nos apartemos de Jesús Sacramentado. Siempre dice que hay que mirar a Jesús y Él es el ejemplo, el modelo, si no ¿quién nos despertará a amar? Pensad todo lo que ha pasado por nosotros, todo lo que le debemos.

Encarni: Quería preguntar, cuándo dice mirar a Jesús, por ejemplo, los cuadros, imágenes, del Gran Poder, el Cristo de los Gitanos, la Macarena… Dios no se sabe cómo es, ¿por qué se le venera así?

H: Las imágenes nos recuerdan a Jesús, como si tú, por ejemplo, tienes en tu casa una foto de tu padre, tú a quien estás queriendo es a tu padre, no a la foto, la foto es un papel, pero la foto te recuerda a tu padre. Entonces las imágenes son representaciones de Jesús, tú no estás adorando una madera, tú adoras a Jesús por medio de ellas, la imagen te lo recuerda. Luego hay una veneración entorno a las imágenes, se bendicen, pero en realidad tú no adoras una madera, adoras a Dios que está representado en esa imagen.

E: Y luego, es como una clasificación, un aspecto de cada Cristo, el Cristo de los Gitanos, el Gran Poder… ¿no?

H: Eso son las advocaciones, como pasa con la Virgen, está la Virgen de la Esperanza, la Virgen de la Alegría… son sus advocaciones. Como si a ti te dicen eres guapa, eres lista, eres alta. Es una misma persona, pero tiene distintas cualidades. Pues con las imágenes o advocaciones de la Virgen pasa igual, se habla de muchas características de la Virgen.

E: Pero también te dicen que Dios no quiere que se le adore y tú estás adorando una imagen.

H: Es que no se adora a una imagen, se adora a Dios, las imágenes se veneran. De hecho, en todas las persecuciones de la Iglesia, los enemigos de la Iglesia lo primero que hacen es ir a por las imágenes a cargárselas. ¿Por qué si es una madera? Por el odio que tienen. ¿Cómo expreso yo el odio que le tengo a Jesús? Pues voy a por una imagen y la acuchillo. Y tú dices, pero si es una madera. Sí, pero estás haciendo algo contra el Dios que representa esa madera. Y el que ama a Dios, al revés, reza delante de una imagen porque le recuerda a Dios. Es que además estamos hechos de cuerpo y alma y los sentidos son muy importantes.

JM: Yo quería preguntar por la misericordia. Aparece mucho la palabra misericordia, ¿cómo la entiendes?

H: La misericordia etimológicamente significa “miseris cor dare”, es decir, dar el corazón a los miserables. Entonces la misericordia de Dios es que Él da su corazón a nosotros, que somos miserables. Entonces misericordia es darte a los demás y darte, incluso, en sus miserias.

H: ¿Pasamos a las terceras moradas?

JM: Vale.

H: Aquí, en las terceras moradas de lo que habla santa Teresa sobre todo es que en las terceras moradas son almas muy concertadas. O sea, aquí llegan las personas que están contentas consigo mismas, tienen una vida de oración, hacen penitencia, lo quieren todo concertado. Como Dios les mande una prueba, algo distinto de lo que tienen pensado, ahí ya se desmoronan. Y santa Teresa dice que almas que lleguen a estas moradas hay muchas, pero que pasen de aquí, pocas. Entonces dice que son almas que están deseosas de no ofender a Dios, son muy amigas de hacer penitencia, son almas muy recogidas, hacen oración, meditación, obras de caridad, son muy concertadas, dice ella, en el hablar, en el vestir, pero ahí se quedan. A estas almas les falta, según santa Teresa, humildad. Entonces dice:” Amor, hermanas, amor. Y amor se prueba con las obras”4Cf 3M 1,7.. Un ejemplo que pone muy curioso: A veces un alma que el Señor la prueba con que pierda bienes, usa otras palabras, en castellano antiguo, y dice que está apenada porque lo quiere para dárselo a los pobres. Y santa Teresa dice que tiene que aceptar la voluntad de Dios y que cuando se ponen así, en realidad lo que quieren es dinero. “No, es que se lo quiero dar a los pobres”. De los pobres ya se ocupa Dios, tú preocúpate de cumplir su voluntad. Entonces santa Teresa a estas almas las llama concertadas, lo tienen todo muy cuadriculado.

P: Y aquí habla ya de la búsqueda, la fe que sea todo con el fin de olvidarse de sí mismo, enfocado hacia la entrega a los demás.

H: Ajá. Más adelante dice: “Y este amor, hijas, no ha de ser fabricado en nuestra imaginación”53M 1,7.. Que es lo que les pasa a estas almas, que ellas se creen que son muy buenas y santas. Y dice ella: “Sino probado por obras; y no penséis que ha menester nuestras obras, si no la determinación de nuestra voluntad”6Idem.. Es que en realidad el Señor no necesita de nuestras obras, el Señor para ayudar a los pobres no me necesita a mí, tiene un montón de gente para ayudar a los pobres. Lo que quiere es nuestra voluntad, que se determine a amarle. Luego ya a cada uno le llevará por el camino que cree que le tiene que llevar.

P: También hace mención en un apartado del temor. Imagino que aparecerá en cada una de las moradas, el temor a, como decía antes, a dar un paso atrás y demás. Pero también que desde aquí ya vislumbra a otros que están por encima, que ahí es donde aparece la exigencia de querer dar el salto sin haber pasado la prueba.

H: Sí, dice santa Teresa, queremos ser santos y que otros nos anden el camino. Ella dice que no, que el camino lo tienes que andar tú. Y luego estas personas lo que buscan mucho son los gustos de la oración, los regalos que hay en ella. Y santa Teresa dice que no, que eso lo da Dios a quien quiere y cuando quiere. Que lo que tenéis que hacer es tener una voluntad muy firme de servir a Dios.

Bueno, capítulo segundo. Dice el título: “Prosigue lo mismo y trata de las sequedades en la oración y de lo que podría suceder, a su parecer, y como es menester probarnos y prueba el Señor a los que están en estas moradas.”

En estas moradas Dios prueba a la persona, a ver cómo está de humildad. Y una de las pruebas son las sequedades en la oración, porque cuando uno empieza con la oración, puede notar mucha sensibilidad, el estar muy a gusto rezando, haciendo las obras de Dios. Entonces viene el Señor, te quita esa sensibilidad, lo que se llama en la vida espiritual las sequedades. Y el alma está como muy árida, como sin ganas, con hastío. Y eso lo hace el Señor para probar si verdaderamente la persona quiere servirle por Él mismo o por el gusto sensible que sentía en las cosas de Dios.

P: Sí, además que tiene que sentir la miseria como parte de esas pruebas.

H: Exactamente, para que la persona conozca realmente cómo ella es. Si el Señor te quita su favor no vales nada, te quedas ahí “in albis”.

JM: Una pregunta, al principio del capítulo: “¿Cómo ha de pedirle Nuestro Señor que lo deje todo por Él?”73M 2,4.. No entiendo bien esto.

H: Si una persona es rica, Dios hace que le falte un poquito de su hacienda y ya ella se pone nerviosa, ya empieza a desasosegarse, ¿cómo va Dios a pedirle que lo deje todo por Él? Si Dios le ha quitado un poquito y ya se ha puesto nerviosa, pues ya Dios no le pide más, porque ya Dios ve que esa alma no da más.

P: Eso va con lo que comentaba antes, la búsqueda altruista, no para sí mismo sino para los demás.

H: Muy bien. Y más adelante hay una cosa muy interesante: “No está la perfección en los gustos, si no en quien ama más”83M 2,10.. Y luego, creo que en el Camino de Perfección, santa Teresa habla de los caballos desbocados. Que hay almas que tienen una imaginación que no pueden dominar, son como caballos desbocados que nunca en su vida van a conseguir tener esta oración sensible. Ella les dice que no se desanimen, que el Señor se lo tiene preparado todo junto para dárselo en el cielo, que no está la perfección en los gustos. Entonces ¿de qué sirve hablar de estas gracias, de qué sirve hablar de estas mercedes interiores y dar a entender cómo son, si esto es así, que Dios a algunos no da estos gustos? Y dice, bueno sirve para que demos alabanzas a Dios porque existen esas cosas, aunque yo no las tenga, las tienen otros. Y en otra parte, creo que, en las Moradas, cuando habla de los éxtasis, para qué sirven, para alabar a Dios, porque si me pongo a pensar, para empezar los éxtasis y las gracias místicas extraordinarias son una palidísima imagen, un toque que Dios da de lo que tiene preparado en el cielo para todo el mundo, es decir, estas gracias en el cielo son para todos elevadas a la enésima potencia. Entonces dice Santa Teresa que estas gracias al menos que nos sirvan para alabar a Dios, para conocer lo que nos espera. Por ejemplo, si ves a una persona muy guapa, dices ¡ay qué guapa es!, y alabas la belleza que Dios ha creado, pues igual las gracias místicas, aunque a ti no te las de, tú ves que las tiene otros, pues que te sirva para albar a Dios. Y además sirve para conocer lo que nos espera en el cielo.

Y ya se acaban Las Moradas. En resumen: La Humildad.

P: Yo tengo subrayado alguna cosita, por ejemplo, dejadnos guiar por quien ya conoce el camino. Aunque el camino lo tienes que transitar en solitario, evidentemente, es siempre una batalla que tienes que librar tú, y ganarás muchas batallas y perderás otras muchas antes de llegar al final. Pero lo que sí es cierto es que tienes que ir aprendiendo, no solo de cada una de esas batallas que has ganado o perdido, si no dejarte también asesorar o guiar por aquellos que ya han pasado por ese mismo camino.

H: Claro, es así.

Ana: Claro, la gracia la tiene el que quiere Dios.

H: No, vamos a ver, Dios a todos les concede la gracia para salvarse, las gracias necesarias para salvarnos las concede Dios. Aquí estamos hablando de gracias místicas extraordinarias, que Dios las da a unos más a otros menos, pero las gracias necesarias para salvarse las da a todos. Luego, cuándo y cómo, cada alma es un mundo. Pero las gracias necesarias sí que las da porque si no, no sería Dios. Porque aquí en concreto estamos hablado de la oración, de los gustos en ella, ahí sí que Dios hace lo que quiere con quien quiere. Ahora lo necesario para salvarse es otra cosa, eso se lo da a todo el mundo.

A: ¿Y qué sentido tiene que Dios se lo de a todo el mundo?

H: Porque Dios quiere que todos nos salvemos. Dice San Pablo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”91 Tm 2,4.. Así que para salvarse todo el mundo recibe las gracias necesarias.

P: Sí, se la dará a todo el mundo, pero tú te lo tienes que currar, te lo tienes que trabajar, y eso es a base de la experiencia, a base de los obstáculos que te va poniendo la vida delante, y tú vas sorteando, y es lo que te va curtiendo y haciéndote avanzar.

H: Eso sí. Es que la libertad del hombre es un misterio, él puede corresponder o no a la gracia. Nos movemos siempre en el misterio porque estamos hablando de Dios, en su mente no podemos entrar. Hay un pasaje de la biblia que dice: “No actuaré en el ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín, porque yo soy Dios y no hombre”10Os 11,9.. No podemos meter a Dios en nuestros parámetros porque Él no es hombre.

Hay cosas que desde fuera las tenemos idealizadas. Por ejemplo, el martirio. ¿Vosotros qué pensáis que es el martirio?

P: La conciencia precisamente, yo entiendo que el martirio es la conciencia por algunos actos rituales que has hecho que tú mismo has conseguido descubrir que no son los correctos.

H: Vale, ¿y el martirio de sangre? ¿Cuándo matan a alguien por odio a Dios?

A: El martirio es que eres capaz de sacrificar tu propia vida con tal de ser coherente con lo que tú crees.

P: Llegar hasta las últimas consecuencias.

H: Vale, pero ¿qué pasa con el martirio? Que la gente tiene muy idealizado el martirio, porque como el martirio se considera una gracia muy grande que Dios da, porque el martirio borra los pecados, entonces un mártir va derecho al cielo, sin pasar por el purgatorio, porque el martirio es tan fuerte que perdona todos los pecados, absolutamente todos. De hecho, hay muchos mártires que están canonizados. Entonces la gente piensa: ¡uy! el mártir ha sido un santo toda su vida. Pues no señor, hay quien sí y hay quien no. ¿Por qué? Porque a veces el martirio Dios se lo da a almas que con la vida que llevan no se van a salvar, Dios les manda gracias y continúan con su vida pecaminosa, entonces Dios les manda el martirio porque es la única manera que tiene de salvarlos. Y hay gente que tiene la idea de que el martirio es para los santos, y no es así. Por ejemplo, santa Faustina Kowalska fue contemporánea de la Guerra Civil española, tuvo revelaciones de Jesús, conocidas como la Divina Misericordia. Entre esas revelaciones le dijo que la Guerra Civil española era un castigo por los pecados del clero. Esta guerra fue una auténtica cruzada y muchísimos españoles dieron la vida por la fe, pero de lo que no se habla tanto es de que el clero por entonces estaba bastante mal, había sacerdotes alcohólicos, ludópatas, mujeriegos… Y Dios con la guerra hizo de un clero apóstata, un clero mártir.

JM: Hoy he estado leyendo a un sacerdote, que tenía treinta y cinco años en el año 37, lo cogieron una panda de malhechores de republicanos, seguramente unos bandidos y lo desnudaron, lo amarraron a un árbol durante una noche. Al otro día por la mañana lo torearon, le clavaron agujas como banderillas y por la noche con un hacha o con un machete lo mataron. Entonces la Iglesia lo quiere poner como santo. A mí me parece, verás, ese hombre, si tuvo una experiencia mística con eso, pues si vio a Dios o tuvo una apertura de conciencia extraordinaria lo va a saber nada más él. La Iglesia, por mucho que lo canonicen no sabe si ese hombre tuvo una experiencia de evidencia de Dios o que le ayudara en esos momentos tan duros. Entonces, qué es lo que pienso, que estamos especulando, la Iglesia especula y con una inocencia que da por hecho que una persona que fuera mártir por esa injusticia que le hicieron a ese pobre cura, porque le hicieran esa injusticia no sabemos si ese hombre alcanzó a ver la faz de Dios, el rostro de Dios y a unirse a Él. El martirio será según la experiencia y nosotros no lo podemos ver.

H: Vamos a ver, el martirio es cuando uno da la vida por la fe. Entonces, cuando la Iglesia declara un martirio, primero estudia si verdaderamente lo mataron por odio a la fe o por otra causa. Si lo mataron por odio a la fe es mártir, entonces al ser mártir, como el martirio borra todos los pecados la persona que muere mártir se va derecha al cielo, por eso se la puede canonizar. Aunque un proceso de canonización empieza por la beatificación, para dar este título se requiere un milagro, en caso del mártir no. Pero para la canonización sí, así que todos los beatos, sean mártires o no requieren de un milagro para la canonización, y la canonización es ex cátedra. Con la canonización lo único que se proclama es que la persona canonizada en ese momento está en el cielo y por tanto se le puede rendir culto. Pero lo primero que hay que hacer en un caso es ver si verdaderamente lo mataron por odio a la fe o no, porque si a un sacerdote lo matan para robarle, ahí no hay martirio.

JM: Yo creo que lo he explicado. Igual que lo que estoy leyendo de santa Teresa me lleva a verdades insondables y misteriosas, por ejemplo, el que a un hombre lo consideren santo, como este hombre que está siendo estudiado, si el Papa le da, es como si el ejército te da una medalla, ha muerto por honor a su patria. Es que me suena a eso, no me suena a otra cosa. Este hombre, pobrecito de verdad, no se pueden hacer estas cosas. Incluso si le dicen: si te cambias de religión o te haces ateo te perdonamos. Y dice: no yo soy fiel a la religión cristiana. Incluso así eso no me dice a mí que sea santo, también puede ser un perturbado o la reencarnación de san Pablo, si existe la reencarnación y veinte cosas de esas. Pero que la Iglesia le dé la titularidad a este hombre de santo, a mí me dice muy poco.

H: Ya, pero la Iglesia lo que mira es… tiene que estudiar si hubo martirio. Si lo mataron por odio a la fe, hay martirio. Y para la canonización se necesita un milagro, un milagro solo lo hace Dios, para aprobar una curación como milagrosa lo estudian varios médicos. En la canonización lo que hace un Papa es solamente decir: esta persona está en el cielo. Nada más, lo que pasa es que en torno a las canonizaciones hay tantas cosas, se permite darle culto, se pone su vida como ejemplo.

A: Pero ¿cómo se puede medir si esa persona realmente es santa?

H: Si lo mataron por odio a la fe hay martirio y como el martirio perdona los pecados, esa alma ipso facto, en ese momento entra en el cielo.

A: Ya, pero eso no lo sabemos.

H: Si lo mataron por odio a la fe, está clarísimo, murió mártir.

JM: Estamos andando en el mundo de las creencias. Entonces, Hortensia, como católica que es da por hecho lo que está diciendo, mientras que nosotros no vemos evidencia en eso.

H: Bueno, he sacado el martirio por lo que ha dicho antes Paco. Te lo tienes que currar, sí es lo que continuamente está diciendo santa Teresa, en este camino de la oración cada uno lo tiene que trabajar, pero a la misma vez suceden estos misterios, que Dios te concede una gracia y tú no te lo has currado, es que es un misterio. Ahora a partir de que te concede la gracia, te lo tienes que currar, pero a veces se da la gracia del martirio, y Dios da esta gracia y la persona lleva mala vida y Dios ve que no tiene otro medio para salvarlo, porque Dios es pura misericordia.

Pero es verdad que santa Teresa nos está continuamente exhortando a que seamos humildes, que tengamos una determinada determinación de que nuestra voluntad se una a la de Dios, etcétera. En realidad el mundo espiritual es un abanico, que pasan tantas cosas que no te puedes aferrar, como ella misma dice: imaginaos que hay mil moradas, yo digo siete. En realidad intenta explicar este camino que no es una ciencia exacta porque se trata de una relación personal de amor entre un alma y Dios.

Bueno, ya hemos terminado las terceras moradas.

E: Entonces, Hortensia, una persona mártir aquí en esta vida, por ejemplo, una madre que pierda a sus hijos, ese dolor, ¿eso no es martirio?

H: Son sufrimientos muy fuertes que los comparamos al martirio. Esto es lenguaje popular, pero antes me he referido al martirio de la fe por lo que estábamos hablando, sin olvidar otros sufrimientos.

E: Verás, es que estás diciendo que mártir es porque lo matan por la fe.

H: Claro, ese es el origen de la palabra, pero luego se atribuye a otras cosas. Muchas palabras tienen varios significados.

P: Bueno, los deberes para la próxima semana.

H: Para la próxima semana las moradas cuartas, que tiene tres capítulos.

JM: Hortensia, muchas gracias por todo. La verdad es que está siendo muy clarificante.

H: Gracias, hasta la próxima semana.

JM: Chao.

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